27 de junio de 2007

Cuando el fútbol queda de lado...

En este rincón, Bush; en el otro, Chávez, y en el medio, Roger Waters Caricaturas: Huadi



Por: Daniel Piscicelli

Cuando una actividad deportiva acapara a muchos países de diferentes regiones sucede que se ponen en juego muchos matices: en primer lugar, los resultados y el desarrollo del juego correspondiente y también la política y las relaciones internacionales.

La Copa América que se está disputando en Venezuela fusiona estos dos puntos, que salieron a escena desde que se eligió a ese país como sede. Y por eso en el certamen habrá más de un clásico; además de Argentina-Brasil, tradicional rivalidad por lo futbolístico, Venezuela y Estados Unidos, con los presidentes Hugo Chavéz y George Bush, respectivamente jugarán su propia copa.

La llegada del plantel norteamericano a Maracaibo empezó a teñir de color oscuro a un campeonato que promete. Con 150 hombres de la milicia bolivariana y casi 50 agentes de la CIA, agencia de inteligencia del país del norte, lo deportivo quedó a un lado y la seguridad fue protagonista.

Es tanta la desconfianza que hay por parte del cuerpo técnico y la gente encargada de cuidar a los "Yanquis", que los allegados llegaron a dar información falsa de como eran los movimientos de todos los jugadores y el equipo. Algo ilógico si uno se pone a pensar que allí hay muchos periodistas que están trabajando para comunicar todo lo que acontece.

Los trabajadores de prensa se quejaron por la gran cantidad de efectívos que custodian los entrenamientos y las concentraciones, lo que entorpece el trabajo.

La relación entre Chávez y Bush se sabe no es la mejor; al contrario, las relaciones bilaterales entre ambas naciones están truncas, y para lo único que se comunican es para enviarse mensajes intimidatorios, que a veces llegan hasta la ofensa personal. En especial por parte del presidente venezolano, quien ayer dio el puntapié inicial de la copa en el partido que su país y Bolivia empataron 2 a 2.

Vale decir que las diferencias y la desconfianza llegó a tal punto que Chávez llegó a decir hace unos meses atrás: "Hay un plan "de desestabilización", que ya incluyó manifestaciones universitarias y preve un próximo "pronunciamiento" militar. "Ahora es sabotear la Copa América; no podrán hacerlo, pero llamo a todos a estar alertas y a ocupar cada cual su puesto en la batalla bonita por la Venezuela buena", añadió

Aquí queda demostrado como del deporte se desprenden otras yerbas. Por un lado el fútbol y lo prestigioso que es ganar la Copa América, el torneo más importantes a nivel continental, y por el otro, la "pelea" política entre ideologías opuestas y naciones antagónicas, que utilizan como espejo a esta competencia para seguir de fondo con una lucha que parece no tener fin.

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